ARDE LUCUS 2019

Este año es una edición especial, ya que Arde Lucus cumple por fin la mayoría de edad. Los años han pasado y la fiesta ha ido evolucionando en cada una de sus ediciones. Como ya es habitual, la programación cultural empezó unos meses antes. Ya en marzo se realizaron exposiciones, talleres, mesas redondas y charlas relacionadas con el mundo romano y el castreño. Para celebrar la llegada de la primavera se organizó una fiesta en honor a Beltaine, que representa el inicio de la luz, del calor y de los brotes de vegetación que alimentan al ganado. Esta festividad está asociada al dios Sol con poderes curativos y restauradores para la población. En ella hubo torneos y juegos galaicos, pintado de cara con pictos galaicos, representación de bodas celtas, ofrendas y rituales galaicos. Esta es la noche en la que se enciende el fuego purificador, se pide un deseo y se deja que el humo lleve la petición a los dioses.

Otro evento cultural que destacar fue la celebración del III Entrenamiento Nacional de Gladiadores 2019, en la que Lugo se convirtió en la ciudad de la recreación histórica de la lucha de gladiadores. Esta actividad fue organizada por la asociación Caetra Lucensium con el apoyo del Concello y tenía por objetivo intercambiar experiencias y técnicas de combate para mejorar para la recreación histórica de esta práctica. En el evento se realizaron conferencias como la que dio Fernando Barriales sobre la evolución del gladiador reciario. Además, Barriales también había montado una exposición en la Puerta Miñá sobre gladiadores reciarios. Otra conferencia fue dada por Alfonso Manas, doctor en historia del deporte, que habló sobre las tipologías de los gladiadores y sus técnicas de combate según las fuentes clásicas. Algo más tarde, se celebró una sesión práctica en la que participaron integrantes de siete asociaciones de España: Ludus Vulcanum, Tarraco Ludus, Gesta Gladiatoria, Lacinia Gladiatoria, Lucus Antiquus, VI Victrix y Caetra Lucensium. Para finalizar hubo una charla sobre la historia de Bórea, también a manos de Fernando Barriales, y una cena de confraternidad.

 

Como novedad también se realizaron “Las catas con Baco”, que duraron cuatro días entre marzo y abril y estuvieron a cargo de Isabel Lozano Verdes en La Vieja Cárcel. A principios del mes mayo se realizó un ciclo de cine arqueológico que empezó con la película “Ingeniería romana: Acueducto II”, a la que le siguieron “El enigma de la tumba celta” y “El Harén del Faraón Sol”. A finales de este mismo mes se inició el ciclo de conferencias organizado por la asociación de la Cohors III Lucensium, que se abrió con la disertación del historiador y museólogo Felipe Arias Vilas sobre “Lucenses en la historia: castreños, galaicos, romanos, suevos…”. A continuación, se dieron otras conferencias, como la que ofreció el catedrático de Geografía de la Universidad de Santiago de Compostela Rubén Camilo Lois González y que tenía por nombre: “Organización de las ciudades con vistas al turismo”. El arqueólogo municipal Enrique González habló sobre “La muerte y la sociedad en el Lugo romano” y el arqueólogo Iván A. Álvarez Merayo sobre “La minería aurífera romana en las montañas del Caurel”. La museóloga y directora del Museo Provincial de Lugo Aurora Balseiro García habló sobre “Tierra auri. Oro y orfebrería antigua” y Enrique J. Alcorta Irastorza, arqueólogo, disertó sobre “Cerámica y numismática romana”. El arqueólogo Celso Rodríguez Caos dio la conferencia sobre “El Templo de Mitra” y la escritora e investigadora Ana Mar Fraga Rábade dio otra que llevó por título “Habitando la Tierra”. Este colectivo preparó una ceremonia de cuenta atrás para el inicio del Arde Lucus. Se llevó a cabo en las escaleras del obispado acompañado de un breve discurso y se colocó una maqueta con plantas en el jardín de la Mosqueira para que fuese anunciando los días que faltaban para el inicio de la fiesta.

Ya en el mes de junio destacó el extensísimo programa “Los Paseos con Paulo Fabio Máximo” que, acompañado por el Liberto Jávicus, guiaron al público por un total de cuatro recorridos de la ciudad. El primero fue por los museos y vestigios romanos de Lucus Augusti. Cuando finalizó, se realizó un taller de elaboración de velas para hacer ofrendas. Los encargos de esta actividad fueron los de la asociación Ara Roma en el Museo Arqueológico de San Roque. El siguiente paseo fue por las termas romanas y el tercero por el acueducto romano y el Museo Interactivo de la Historia de Lugo. El último que se realizó fue por la calzada romana, el puente romano y el Balneario.

La moneda oficial de este año reprodujo un medallón imperial emitido en Tarso a nombre del emperador Marco Antonio Gordiano Pio, Gordiano II, entre los años 238 y 244 d.C. Fue elegida por su referencia a Mitra. En el anverso la moneda tenía al emperador Gordiano, que tomó las riendas con apenas trece años y murió seis años después en la guerra contra los persas. El emperador mira a su derecha portando una corona radiada, coraza y paludamentum. La leyenda iba en griego, lo que denota el origen oriental de la misma. En el reverso reflejaba a Mitra, una deidad oriental acogida por los romanos desde el siglo I d.C. Se la representa con un gorro frigio y la corona radiante del invicto dios Sol sacrificando un toro. La leyenda en griego hacía referencia a la ciudad de Tarso.  Esta moneda fue seleccionada bajo el asesoramiento del arqueólogo de la Diputación, Enrique Alcorta, que les hablo sobre la misma y otras que hubo en aquella época. La razón por la que se eligió este medallón fue por la presencia de la diosa Mitra, ya que Lucus Augusti era una de las ciudades españolas, junto con Tarragona, donde estaba documentada la existencia de templos dedicados a su culto, muy populares en el mundo oriental romano después del siglo I.

La unidad base de las monedas romanas fue el ”AS”. En Lucus Augusti también se utilizó el “Dupondio” o “Doble As” y el “Sestercio”, que equivalía a cuatro ases en la época de Augusto. Todas ellas hechas en bronce excepto el “Quinario” y el “Denario”, que estaban hechos en plata y el “Áureo”, que era de oro y equivalía a cuatrocientos ases. Faltan los “Semises”, que valían medio As. En este día se acuñaron cinco mil piezas para la fiesta que equivalían a dos euros. Inicialmente las monedas eran acuñadas en Roma y se trasladaban desde allí a otros puntos del imperio. Su transporte ocasionaba un gran gasto, por eso se establecieron cecas en otros puntos dominados por Roma.

La moneda oficial castreña de este año era una recreación de una moneda Ibérica, concretamente de una Ceca Bolskan (Huesca) fundida en bronce y datada entre los años 150 y 101 a.C. En el anverso aparecía un busto masculino mirando hacia la derecha, así como el signo Ibérico “BO” que representaba el inicio y el final del nombre de Ceca. El busto aparecía barbado y con torques, siendo probablemente la imagen del héroe fundador de la ciudad. En el reverso aparecía un jinete con lanza a derecha y la inscripción Amhais’19. El caballo posaba las patas traseras sobre la línea de la leyenda y las delanteras aparecían levantadas. La representación de estos jinetes se relacionaba con las monedas acuñadas en Sicilia por los Mamertinos y que fueron traídas a la península Ibérica por los mercenarios ibéricos y celtiberos enviados a las guerras Púnicas, donde aprendieron la técnica del combate con lanza a caballo. Se acuñaron tres mil piezas que se vendieron a dos euros.

Las últimas conferencias antes de iniciar las fiestas tuvieron como protagonistas a la abogada Beatriz Pelayo Recondo y al escritor Daniel Cuadrado Morales, que dieron una charla conjunta sobre la Hispania romana, el proceso de conquista, la organización del territorio y de las ciudades, los edificios y la ingeniería. Él habló sobre los campamentos del ejército romano, y el razonamiento que había tras su construcción. La otra conferencia fue dada por el mismo escritor acompañado esta vez por Marco Almansa Fernández, arqueólogo, y trató sobre la evolución de las legiones desde la monarquía hasta el Bajo Imperio. Acabadas las conferencias dio comienzo el concierto de Abraham Cupeiro.

El día trece, en La Vieja Cárcel, se presentó el documental “Peplum” del director Eugenio Rodríguez Rigo. Este se centraba en el rodaje de alguna de las grandes escenas bélicas de la película “Espartaco” de Stanley Kubrick en España en octubre de 1959, que a su vez estaba basada en una novela de Howard Fast. El documental recurrió al testimonio de uno de los actores españoles de aquella película, que era uno de los ocho mil quinientos soldados del ejército de tierra que formaron parte como extras en las escenas rodadas en Colmenar Viejo, Madrid. Hizo de centurión de las legiones de Craso en la película y, en este año, tenía ochenta y tres años y era el abuelo del director. El documental fue presentado en festivales y después estuvo disponible en internet. En él aparecían miembros de varias asociaciones de Lugo: Mercenarios Galaicos, Cohors Praetoria y Senatus, que rodaron imágenes de ambiente en Lugo y una batalla en Friol.  

También este día se realizó la entrada de las legiones a través del puente romano y al mando el general Cayo Antistio “EL Viejo”. Antes de acceder a la ciudad, los augures dieron la bendición a las tropas y a sus estandartes en las Termas romanas. Este acto fue el preludio de la fiesta que se iniciaría al día siguiente.

Arde Lucus de este año se celebró los días 14, 15 y 16 del mes de junio. La primera jornada de la fiesta sorprendió a los lucenses con una escultura que apareció instalada entre el cruce de la avenida Ramón Ferreiro con la calle Ángel López Pérez y era un monolito temporal. La obra fue creada por el artista Felipe Molina, más conocido como Pipe, y fueron dos esculturas que representaban a un soldado romano y otro castreño firmando la paz. Se hicieron con poliespán porque necesitaba un material ligero, no tenía la nobleza de la piedra o los metales, pero el resultado era de lo más convincente y eran desmontables para poder hacerlas con mayor envergadura y desplazarlas mejor. La estatua había sido encargada por el Concello y según ellos, acabada la fiesta, no quedaría instalada en ningún lugar. Así pues, este año no hubo escultura conmemorativa Arde Lucus, se rompía así una tradición que había dejado piezas muy representativas en la ciudad.  

Debido a que la fiesta cumplió dieciocho años, se organizó una exposición en La Vieja Cárcel en la que se contaba la historia del Arde Lucus. Se hizo un recorrido por su historia y cómo había surgido la idea de su celebración. La muestra se componía de unas ciento cincuenta fotografías, que parte eran del Concello y parte de las asociaciones y se complementaron con varias proyecciones audiovisuales. En la exposición se iba desgranando la fiesta año por año, desde que se empezó a celebrar en el año 2002 hasta nuestros días. El evento fue hecho en principio para los jóvenes, en la que jugó un papel importante la asociación recreativa y cultural Ilusión Arte, que durante seis  años consecutivos fue la encargada de recrear el Lugo romano. En el año 2003 llegó el circo romano y el Macellum (mercado) y así fue creciendo un poco más en cada edición. En el año 2007 nació una de las asociaciones más activas: la Cohors III Lucensium y un año más tarde se implicaron los colegios. Ya en el 2009 surgieron más asociaciones de recreación histórica. En el 2011, Arde Lucus consiguió la categoría de Fiesta de Interés Turístico Gallego y en el 2017 se convirtió en Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Sobre las nueve de la noche empezó el partido de Harpastum, que enfrentó a los romanos y castreños. Este era un deporte que practicaban los soldados romanos en su tiempo de ocio mientras no había guerra y les servía para mantenerse en forma y estar preparados para la lucha, cuando esta llegase. Este deporte era muy practicado en aquella época y volvió a Lugo de la mano de tres asociaciones que, en la explanada del Pabellón Municipal, organizaron un partido donde ambos bandos se enfrentaron. Cada equipo estuvo formado por diez jugadores. Por la parte castreña jugó la asociación Mercenarios Galaicos y por la de los romanos, la asociación Caetra Lucensium y la Guardia Pretoriana.

Al final del partido se realizó una invocación a los dioses, un ajusticiamiento y crucifixión de un castreño. Al finalizar se entregaron los trofeos al equipo ganador. Las tres asociaciones que se encargaron de realizar este partido se documentaron sobre el juego y sobre cómo lo jugaban los romanos con el fin de ofrecer una práctica lo más real posible. Este es un deporte que guarda mucho parecido con el rugby y en el que vale casi todo a la hora de disputarse la pelota.

Como bien se ha dicho antes el Arde Lucus de este año fue especial, no solo por ser el número dieciocho, sino también por la despedida de su impulsora, Carmen Basadre, que dijo adiós a la concejalía de Cultura y a la política municipal, desde la cual promocionó esta celebración que conmemora la fundación de la ciudad. Lara Méndez, la alcaldesa de Lugo, señaló que sería impensable un Arde Lucus sin Carmen Basadre, ya que era el alma mater de la fiesta. Le realizó un tributo por la labor desempeñada durante todos sus años de carrera política durante el acto de recepción a las asociaciones locales y foráneas.

Bien entrada la noche se celebró la Murus Luci, donde se volvió a retar a romanos y a castreños a competir en una carrera alrededor del adarve de la Muralla. La prueba consistía en dar una vuelta entera al monumento. Los grupos tenían que salir en direcciones contrarias, es decir, si los castreños salían hacia la derecha, los romanos lo hacían a la izquierda. El límite de participación era de doscientas personas, cien por cada bando y la edad mínima de dieciséis años. El coste de esta actividad fue de tres euros y en el precio se incluyó la vestimenta.

En la jornada del sábado y de mañana temprano se pudo ver a varias mujeres que se dedicaban al proceso de elaboración e hilado del lino y de la lana. Ellas pertenecían a la asociación de San Bartolomeu de Insua, que colaboraban desde hacía siete años con el colectivo Terra Copora.

La artesanía y los oficios son la referencia en campamento de Tir Na N’og, en el se reproducían y se elaboraban collares de cuentas de vidrio, que hacían con un horno artesanal. Este lo alimentaban con un fuelle movido a mano y era una imitación de un pequeño horno de época que había sido hallado en Dinamarca. En Orense se localizó otro horno de grandes dimensiones en el que se soplaban vidrios de tamaño más grande, no tan pequeñas como las que ellos hacían.

Las piezas de joyería y las armas castreñas fueron el centro de atención la exposición de Clan de Breogán, donde se pudo ver una colección de hierbas naturales autóctonas, muy apreciadas en la antigüedad por sus propiedades, sobre todo el muérdago. La flor del tojo, la cola de caballo y la ortiga eran algunas de las más comunes en aquellos tiempos. Entre las piezas de orfebrería que exponían destacaron las reproducciones de las diademas del castro de Santa Tecla y de Cangas de Onís, varios torques, algunos con las terminaciones propias de Galicia y otros con cabezas de lobos, más habituales en otros puntos de Hispania.

La fiesta anexiona cada año a más gente y en esta edición los miembros de la asociación Aspace estuvieron en el campamento de la Guardia Pretoriana participando de forma activa en todas las actividades que se realizaron y también en el desfile. Los miembros de Aspace, por su parte, mostraron al público que visitó el campamento cómo trataban en la época romana a las personas afectadas por algún tipo de discapacidad y cómo vivían su día a día.

Uno de los espectáculos que destacó en este día fue el del ritual de investidura que hicieron los Mercenarios Galaicos de la mano de una meiga, el cual provocó mucha expectación, al igual que lo hizo la exhibición de la escuela de gladiadores.

Ars Dimicandi, un colectivo italiano que acude desde hace siete años al Arde Lucus, ofreció una veraz interpretación de la lucha, en el que propósito final no era la muerte del rival, tal y como transmitían tantas películas de época. Este era un espectáculo ritual que buscaba una pelea duradera con armas que pinchaban y hacían sangrar pero que no cortaban. En ellas se buscaba la catarsis (redimir al espectador de sus propias pasiones al verlas proyectadas en los luchadores del espectáculo y observar el castigo que conllevan, pero sin experimentar dicho castigo personalmente) del público con el luchador para que detuviese la pelea tras su demostración de heroicidad, al verle ensangrentado y sufriendo. Los gladiadores griegos usaban lanzas y se atacaban desde cierta distancia y llevaban un casco redondo y un escudo. Este tipo de lucha paso más tarde a Italia y con el paso del tiempo se impusieron las armas cortas, lo que obligó a poner alas a los cascos, que en la época de Augusto incluso llegaban a tapar la parte delantera de la cara.

El Senatus Lucus Augusti, presidido por Xurxo Pintor, era un colectivo formado por treinta y dos personas que nació en el año 2012. Los participantes eran todos hombres entre los veinte y los setenta años y se encargaban de dar vida al Senado romano. Estaban organizados según su función en la institución: magistrados mayores (Cónsules, Pretores y Censores), magistrados menores (Ediles y Cuesteros), tribunos de la plebe y lictores, que conformaban esta institución que recreaba un espectáculo diferente en cada Arde Lucus y, a la vez, colaboraban con otros grupos en sus representaciones.

Este colectivo puso en escena el juicio que se le hizo al liberto Fumentum en la sesión del Senado por la disputa entablada por el pago de los servicios de una meretriz, que estuvo interpretado por una drag queen. Ninguno de los senadores estaba dispuesto a confesar, ni a arriesgar su matrimonio por el miedo a que Ligeria revelara lo que sabía de ellos o la relación que mantenían con ella. De ahí el temor que tenían a que ella hablase más de lo necesario para resolver el juicio.

Los guiones los escribió Carlos Maciñeiras, que era el guionista oficial y también pretor. El Senado era un trabajo conjunto y complicado, dado que era una idea de todos los que lo formaban y se probaban a hacer muchas cosas para saber cual era la que más le gustaba para poder interpretar. Entrar en esta asociación no era fácil y se debían cumplir una serie de requisitos como que los candidatos tengan que ser presentados por tres personas que formen parte del Senado, pasar un Arde Lucus como invitado y estar presente en las comidas y cenas. Si la persona tiene capacidad para adaptarse al grupo e interactuar con él, se aprueba su admisión en la asociación. Ellos organizaron durante la fiesta un curso de dibujo, los salvoconductos, juegos para los niños e incluso un photocall para que todos se pudieran fotografiar con ellos

En esta jornada, como ya viene siendo habitual, se celebró el desfile de las asociaciones alrededor de la muralla. Aquí hubo momentos que crearon una gran expectación, como el que protagonizaron la Cohors III Lucensium, que organizaron junto a otros romanos llegados de diferentes partes del globo terráqueo formaciones en Testudo cubriéndose con los escudos. (También conocida por el nombre de Tortuga. Esta se utilizaba por las legiones romanas durante el combate y muy particularmente en los asedios).

También en este año estuvo presente la asociación cultural Geto Dacii de Moldavia, un colectivo que intenta recuperar y mantener viva la historia de sus antepasados y que se encarga de difundirla por toda Europa. Formaron parte tanto del desfile como de las actividades programadas en esta edición. Su presencia en Lugo se debía al contacto que habían tenido con miembros de la Cohors III Lucensium en el festival de Alba Iulia, en Rumania. Estos les habían invitado a venir y participar en las fiestas y, aunque en aquel momento no pudo ser, unas semanas antes se volvieron a reencontrar en Alemania y por fin se decidieron a venir a visitarlos. Kastor era el presidente de este colectivo, un hombre grandote, con un casco con cabeza de pájaro, coraza y con un espada curva dacia, a la cual llamaban Falx (proviene del latín y significa hoz). Hoy en día hay dos versiones, la variante larga que se utilizaba con dos manos y la pequeña, que era la que él traía y que se llamaba “sica”. Este tipo de espada fue la que obligó al ejército romano a modificar su equipamiento y reforzar las protecciones de sus cascos, añadiendo dos piezas de metal. Ellos disfrutaron mucho de la fiesta y estuvieron realmente sorprendidos con los campamentos que visitaron y con la implicación de la gente de la ciudad en la celebración. Sin duda, les quedaron ganas de volver y esperaban poder hacerlo al año siguiente.

Invitados en los Castra participaron también dos vikingos del North Cambridge en Gran Bretaña. Llegaron a Lugo de la mano de un amigo lucense que también vivía en su país. Ellos se forjaron en la recreación histórica de los duelos entre vikingos, sajones y normandos tras haber batallado en Hastings. En el Arde Lucus tuvieron que retroceder más atrás en el tiempo para combatir con las legiones romanas. Vivieron la fiesta plenamente ataviados con trajes confeccionados a mano por ellos.

Debido a que la fiesta celebró su mayoría de edad en esta edición, se incluyó un vídeo mapping con tres creativos en la puerta de Obispo Aguirre, la de San Fernando y en la puerta de la Estación. En el de Obispo Aguirre, el vídeo se complementó con contenido histórico y en los otros dos lugares se proyectó una espectacular recreación de la muralla romana de la ciudad. Este último trabajo estuvo hecho por la empresa MBC Servicios Audiovisuales y contó con Fluge Audiovisuales como proveedor del equipo de vídeo.

Otro desfile que también es un clásico en esta fiesta fue el que realizan los colegios. Más de tres mil alumnos y veintidós centros educativos desfilaron el domingo, la última jornada de la fiesta, por las calles de la ciudad. Estuvieron acompañados por grupos musicales de las asociaciones “Son de Lugh”y “Devandoira”. Cada colegio llevaba su estandarte y sus colores distintivos. Algunos colegios complementaron sus atuendos realizando una carroza que reproducía una palloza castreña con pequeños habitantes dentro, como hizo el colegio CEIP Menéndez Pelayo. En el colegio San José, por ejemplo, construyeron una biga romana. Realmente resultó un desfile impresionante tanto por magnitud como por la vistosidad de sus vestimentas.

Y el Arde Lucus se despidió con un acto de hermanamiento entre las legiones romanas y las tribus castreñas. Esto fue simbolizado por las Vestales, que preservaban el fuego sagrado de la ciudad, el cual simbolizaba el hogar de todos los lucenses, es decir, Lucus Augusti.  

 Este año parece que todos coincidieron (asociaciones, hosteleros, comerciantes y vecinos) a la hora de decir que hubo menos gente que otros años. El fin de semana de la fiesta coincidió con la celebración de uno de los festivales de música más conocidos de Galicia, O son do Camiño, lo cual restó mucha afluencia al Arde Lucus. Pero en estos casos siempre hay que quedarse con lo bueno, ya que la fiesta ganó en calidad a todos los niveles, lo que también es necesario tener en cuenta.

Este año una nueva asociación se unió al Arde Lucus. Fueron las Lucus Icenas Miliatore y en ella participan once mujeres que representan a Boudica, la reina de la tribu celta británica Icena. Ella había liderado a los pueblos británicos contra el asedio romano, ganando varias batallas. Este colectivo representaba a la mujer guerrera, luchadora y con afán de superación. Las participantes, que lucieron trajes muy vistosos, participaron en el desfile del sábado alrededor de la muralla y realizaron un taller de maquillaje para niños y niñas.

Esta edición nos despedimos con una frase de Quintiliano: “Facilius est multa facere quam diu”, que viene a decir que es más fácil hacer muchas cosas que hacer una durante mucho tiempo.