ARDE LUCUS 2013

El Arde Lucus de este año se celebró los días 14, 15 y 16 de junio. El objetivo de esta edición fue el hermanamiento de la cultura romana y castreña, lo cual también se vio reflejado en el cartel ganador que anuncia la fiesta, ya que por primera vez se muestran elementos castreños. Este año, el evento contó con unas doscientas actividades de las que cincuenta y cinco fueron novedades, aunque se siguieron manteniendo las que ya eran tradicionales en esta fiesta. Meses antes de que dieran comienzo los festejos, en abril, ya habían empezado los preparativos. El presidente de Terra Cópora, Antonio San Fiz, junto con un miembro de la asociación, Rubén Carricoba y la edila, Carmen Basadre presentaron la iniciativa de esta asociación para las fiestas: una cápsula del tiempo.  

En esta cápsula, un cilindro de cincuenta por cincuenta centímetros, se guardaron documentos y objetos representativos del Arde Lucus y de estos días de fiesta. No podrá ser abierta hasta el año 2100, cuando se cumpla el centenario de la primera edición. El objetivo de esta iniciativa era que las generaciones venideras pudieran tener información de cómo se vivía en la sociedad actual, lo que más nos representaba y como nos sentíamos. Una semana antes de que empezara la fiesta estuvo expuesta en el Museo Interactivo de la Historia de Lugo (MIHL). Este proyecto se inscribió en la Sociedad Internacional de Cápsulas del Tiempo de la Universidad de Atlanta (EE. UU.). Al quedar inscrita en esta sociedad, será esta entidad la encargada de avisar cuándo será el momento de abrirla.

Los impulsores de la iniciativa informaron de que en su momento darían a conocer cómo se podría solicitar el poder aportar documentos a la cápsula del tiempo, lo que en principio pudieron hacer los institutos y las asociaciones de Lugo. Los objetos que fueron guardados en ella se pusieron el día dieciséis, última jornada del Arde Lucus. El acto se llevó a cabo en la plaza del Campo Castillo, en cuyo jardín quedó colocada sobre un pedestal para que todos pudieran verla. El Concello siempre ha mostrado especial interés en apoyar las iniciativas que surgen de las asociaciones de recreación histórica de la ciudad, como fue en este caso.

En este mes también se estrenó una nueva página web que fue presentada por la edila de Cultura y Turismo en la Casa Consistorial. La página fue diseñada por Pablo Encabo, de la empresa Inteligencia Visual y era más completa y con más información que la que estaba operativa hasta el momento. El diseñador de la página dijo que en ella habían tratado de fusionar el mundo romano y el contemporáneo y que la nueva web era más fácil de manejar. También se dividía en cuatro secciones: una era sobre la fiesta, sobre lo que concierne a la edición que se está celebrando, así como el programa en cuestión, las localizaciones de las actividades, las asociaciones que participaban y las empresas que ofrecían servicios relacionados con el evento. En otro apartado se podía ver un mapa que combinaba el Lugo actual con el romano. Otra sección era para todos aquellos que sientan curiosidad por las ediciones anteriores de la fiesta y la última era para todo aquel que quisiera aportar sugerencias.

Por parte del Concello se convocó un certamen de narrativa breve para los jóvenes entre catorce y veintiocho años, en el que los textos tendrían que ir escritos en latín. Los relatos debían llevar como tema la ciudad de Lugo desde el punto de vista histórico y no debían superar los dos folios o los cuatro mil caracteres. Con este tipo de convocatoria lo que se pretendía era reivindicar la importancia del latín, ya que fue la base de la lengua castellana y la gallega. En este concurso hubo dos categorías: la primera que iba de los catorce a los diecisiete años y en el que el premio estuvo valorado en trescientos euros. La ganadora fue Carmen García Seara. La segunda categoría fue desde los dieciocho a los veintiocho años y el premio fue de trescientos euros. El ganador fue Francisco Miguel Millán Rodríguez. Si el ganador no residía en el municipio de Lugo tenía la opción de tener como premio una invitación al Arde Lucus para dos personas durante tres noches con almuerzo incluido.

El Arde Lucus cultural dio comienzo en mayo con el desfile Lucus Moda, en el cual se pudo ver un desfile de trajes de época. En este mes asimismo hubo un ciclo de conferencias en las que se pudo ver a Ana Suárez Piñeiro, que habló sobre la mujer en la Galicia romana; a Ángel Villa Valdés disertando sobre la vida en los poblados fortificados de la zona entre Navia y el Eo; a Mercedes Torres Castro sobre análisis de mosaicos romanos; a Luis Hueso Montón sobre el reflejo que ha tenido Roma en el cine y, por último, Silvia González Soutelo desarrolló el tema: Agua. En el Museo Interactivo de la Historia de Lugo hubo exposiciones sobre cerámica castreña, las construcciones en el Imperio romano y la medicina.

Un día antes de iniciarse la fiesta se presentó en la plaza de Santa María el primer documental Arde Lucus realizado por Brais Revaldería y con una duración de sesenta minutos. Él dijo en la presentación que era una pequeña aportación para que una gran fiesta como la de Lugo se diera a conocer en todo el mundo. Este documental fue grabado durante el Arde Lucus del año 2012 y se le sumaron imágenes actuales del castro de Viladonga y también del ya rehabilitado puente romano.

Y algo que fue muy bonito y que todavía engrandeció más esta fiesta fue que sirvió para estimular a las personas enfermas de Alzheimer, ya que muchas acudieron al taller que dirige la asociación de familiares en la casa Clara Campoamor en Frigsa. Ellos ejercitaron la mente y la movilidad cosiendo vestidos de inspiración romana. La presidenta de AFALU, Carmen Pena, dijo que los que pudieran visitarían la fiesta acompañados de profesionales.

Por fin la fiesta llegó y se inició con la marcha de la guardia pretoriana, la cual fue abriendo camino hasta el macellum (mercado) a los senadores, que iban saludando a todos los que allí se encontraban. En el mercado, como todos los años, se pudo ver una gran selección de productos. La artesanía era la que más puestos tenía y podías encontrar en ellos sandalias, cinturones, trabajos en cuero o bisutería y tampoco faltaban piezas más grandes que sirvieron para rematar trajes de romano o de castreños o simplemente añadir un adorno al que ya se tenía. Otros artículos que se pudieron ver con asiduidad fueron los de madera con una gran variedad de cochecitos, de juegos y de marionetas, entre otras cosas. Y si de aromas se trataba también se podía adquirir esencias, jabones y velas, y el que de romano o castreño se quiso vestir también pudo adquirir la ropa. Para no pasar hambre hubo un sinfín de puestos de alimentación, entre los que se pudo elegir salados, como el de productos mallorquines, que vendió desde sobrasada y butifarra hasta quesos de Mahón. Muy cerca de él estaba el puesto del pan, por si daba el hambre y se quería comer un bocadillo exprés, y no muy lejos, para los que eran más golosos, hubo un puesto que vendía gominolas XXL que estaban hechas con pectina de manzana. Para los más comilones se instalaron una serie de puestos de comida al aire libre en la plaza de la Soledad y en ellos se podían degustar crepes salados y dulces, pizzas, asados de cochinillo o parrilladas de costillas.

La Castra también abrió sus puertas este día. La mayoría de las asociaciones que la componen dejaron una construcción para exhibición, de forma que todo el que los visitase pudiese ver cómo era la vida de los romanos y la de los castreños.

Pero a la hora de la inauguración ocurrió un grave incidente, un incendio que se inició en el campamento y que se llevó por delante dos pallozas y un comedor en cuestión de minutos. El fuego, parece ser, se inició en una de las pallozas de la asociación Lugdunum, donde una nevera próxima provocó la llama que alcanzó los laterales de la construcción en apenas unos segundos y, ayudada por el viento, se propagó con mayor velocidad hasta el comedor que tenía montado el colectivo. Desde allí se extendió a las pallozas de la asociación Tir Na N’og. Los miembros de ambas asociaciones, junto con las de los otros colectivos que forman la Castra, intentaron apagar el fuego con los extintores que tenían (uno por colectivo) y con otros que les dejaron. Sin embargo, no fueron suficientes para sofocar el fuego. Una vez que llegaron los bomberos a la zona se encontraron con problemas para acceder al fuego. A pesar de la voracidad de las llamas, no hubo daños personales a pesar de que ya había bastante gente visitando la zona. Lo que no se pudo evitar fueron los daños materiales.

 La asociación Lugdunum perdió una palloza y le quedó otra donde se mostraba la vida castreña. En cambio, la asociación Tir Na N’og perdió todo su asentamiento. Las dos estaban desoladas por ver hecho cenizas el trabajo de tantos años. Se quemaron ropas, calzado, aperos, mobiliario, adornos hechos a mano, incluso se perdieron enseres personales como las llaves de casa o los teléfonos móviles. Algunos de los socios lloraban desconsolados. Los dos colectivos le propusieron al Concello que mantuviera las pallozas quemadas durante la fiesta como si estas fueran el resultado del intento de invasión de las tropas romanas. Asimismo, pidieron que fuera colocada una cesta donde se pudieran recoger donativos para rehacer el campamento.

Las asociaciones manifestaron su descontento con la seguridad que tenían las instalaciones como, por ejemplo, que no estuviese siempre presente un retén de bomberos. Otra de las quejas es que el campamento solo tenía una entrada y esta era muy estrecha y también el retraso de la llegada de los extintores. A pesar de las circunstancias ocurridas, los colectivos de la Castra decidieron seguir con las actividades, y así, la asociación Caetra Lucensium mostró cómo un herrero acuñaba monedas, que este año aludieron a la recuperación del puente romano. En el anverso llevó la imagen del puente que cruza el río y en el reverso: caetra, falcata, puñal y dardos.

La moneda fue acuñada a martillo durante la fiesta en la ceca móvil (lugar donde se fabrica o emite moneda). Esta es una réplica de las que se utilizaron en los campamentos romanos donde se realizaba todo el proceso, desde la fundición del metal, pasando por la obtención de los cospeles (pieza metálica lisa preparada para grabar el anverso y el reverso en la acuñación de monedas), hasta su estampación a martillo con cospeles realizados por otra asociación que colaboró en Arde Lucus. Fue una oportunidad única de ver todo el proceso.

En Cívitas Luncensis se reunieron muchos niños para disfrutar de los juegos de la época y con Lucus Équites se pudo dar paseos en sus caballos y ver las bigas, así como ver la demostración de la vida en un castro realizada por Terra Cópora y que gustó mucho. Las asociaciones afectadas por el fuego fueron acogidas por el resto de los colectivos. Debido al incendio la Castra cerró en esa jornada.

Una de las actividades más concurridas de esta edición fue la que ofrecieron el grupo italiano Ars Dimicandi. Ellos eran especialistas en recreaciones históricas y participaron en series como “Roma”. Aquí realizaron las luchas de gladiadores con un enfoque didáctico. El grupo, con un discurso comprensible en italo-español, fueron explicando al público y recreando los distintos tipos de gladiadores que existieron en la época imperial, las armas que utilizaron y sus técnicas de lucha. El que dirigía el espectáculo quiso dejar claro que no eran actores, sino que eran atletas, que la armas que utilizaban eran de hierro sin punta, ni filo y que los combates eran reales. También dieron al público una lección práctica de cómo eran los verdaderos gestos que se realizaban para perdonar la vida del perdedor o condenarlo a muerte, que en realidad no tenía nada que ver con lo que se contaba en el cine, sobre todo lo del dedo hacia arriba o hacia abajo. La realidad era bien distinta: el gesto que significaba muerte era con un pulgar hacia arriba bajo la garganta, para degollarlo, y el gesto que significaba vida era con el pulgar oculto (pollice compresso favor iudicabatur, el perdón se indica con el pulgar comprimido) o con el pulgar hacia abajo representando la espada clavada en la arena. El gladiador caído podía pedir clemencia extendiendo dos dedos.

Los lances de lucha también se pudieron volver a ver gracias a los componentes de la asociación Gladiadores de Lucus Augusti, que fueron a la vez lúdicos y didácticos.

Dentro de las actividades que estaban preparadas para la noche del viernes estuvo el espectáculo multimedia “Columbarium”, que se realizó en el Pazo das Pombas dentro de las actividades culturas que este realiza y está en especial hecha para Arde Lucus. En la fachada del edificio se proyectó un vídeo mapping. Esta es una técnica visual que consiste en proyectar imágenes sobre superficies reales, como por ejemplo en techos o partes exteriores de un edificio. Las imágenes se proyectan de modo que se generan efectos de movimiento o 3D con la utilización de cañones de proyección y diferentes softwares. Lo que se consigue transmitir son unos efectos audiovisuales increíbles y también pueden ir acompañadas de sonido, lo que hace que la experiencia se convierta en algo realmente envolvente para todos los sentidos.

La proyección estuvo a cargo de la empresa Imaxson.  El proyecto audiovisual de Espacio de Intervención Cultural (EIC) estuvo dirigido por Jesús Fraga, que contó con el asesoramiento del historiador Adolfo de Abel Vilela, que fue el que escogió el título, no solo por ser un palomar romano, sino por el significado que se le otorgaba a esta ave. De él salían las palomas que sobrevolaban el Miño, apareciendo el monolito fundacional en medio del Lucus o bosque sagrado. Un recorrido de diez minutos de duración a lo largo del Lugo romano hasta la caída de la ciudad en manos de los suevos en el año 460, recreando el incendio y las ruinas. La grabación fue colgada en la red pocos días después.

En la segunda jornada tuvo lugar el acto de fundación de la ciudad en el que estuvieron presente, como es habitual, el César y el Senado. Ante ellos desfilaron las legiones y las tribus castreñas que recibieron una placa de agradecimiento de la edila de cultura. Ella también dedicó unas palabras de ánimo para las dos asociaciones que habían sufrido el incendio. También estuvieron en el desfilen Lucus Équites con sus caballos, que salieron de la Castra, donde   habitualmente residen y realizan su día a día conviviendo con las tropas romanas. Allí realizaron el hilado del lino, tartas castreñas, un taller de quesería, prácticas de guerra o paseos en biga.

Una novedad de este año fue la participación de las mujeres en las sesiones del Senado de Lucus Augusti. Ellas fueron Las Asamblearias, un grupo de mujeres que iniciaron este proyecto en el mes de abril y desde entonces se estuvieron preparando. Ellas participaron en actos durante toda la fiesta e interactuaron con el Senado.

Como podemos ver, en estos días la ciudad de Lugo se convierte en una lección de historia viva y una de las asociaciones que ayuda a que esto sea así es la de Trebas Galaicas. Ellos recrean como nadie las tradiciones celtíberas. Pero en esta edición, los encargados de representar estos personajes son los miembros de la asociación de Numancia, que este año fueron invitados a participar en el evento por Trebas Galaicas. Vienen de Garay (Soria) y ellos nos contaron que Numancia es la ciudad que más aparece en los textos de los romanos, detrás de Roma y Cartago. Se podría decir que los conquistadores quedaron conquistados por la cultura y el espíritu de sus habitantes, que después de veinte años de resistir los ataques de las tropas romanas y aguantar su asedio durante once meses, decidieron incendiar la ciudad y después quitarse la vida antes que entregarse. Esta hazaña fue relatada por los historiadores romanos con admiración.

La asociación Tierraquemada recoge la investigación arqueológica sobre los numantinos y los celtíberos y la transmiten a todos los que tienen interés o curiosidad sobre estos temas.  De esto habló Antonio Chaín Galán, del equipo Arqueológico de Numancia, que aparte de describir las vestimentas de los celtibéricos y sus costumbres, también dio a conocer datos que no eran conocidos por todo el mundo. Uno de ellos es el del calendario romano que fue cambiado debido a las guerras celtibéricas y debido a esto es que hoy en día el año empiece el uno de enero, cuando antes daba inicio en los Idus de marzo, es decir, el día quince. En esos días era cuando se nombraban los cargos entre los romanos, entre ellos el del cónsul que iba a comandar las guerras en Hispania. Cuando los romanos llegaban a la meseta era demasiado tarde para hacer la guerra, de hecho, la primera batalla que hubo para conquistar Numancia se realizó un veintitrés de agosto del año 153 a.C. En esa época del año las cosechas ya estaban recogidas y el ejército romano se encontró en un territorio hostil sin tener comida, teniendo que cazar para alimentarse y bebiendo de aguas empantanadas, lo cual desembocó en muchas enfermedades. Ese fue el motivo por el que se cambió la fecha de inicio del año para poder llegar a la meseta Hispánica, en una época más propicia para hacer la guerra.

Los romanos aprendieron de los numantinos estrategias bélicas y les copiaron las armas. Sus aparejos eran ligeros y su técnica de combate se basaba en la agilidad y la velocidad, con ataques y retiradas rápidas. Usaban una lanza de punta metálica y mástil de madera con un contrapeso metálico en el otro extremo para poder lanzarla con facilidad. También utilizaban el “soliferrum”, esta era una jabalina delgada elaborada solo en hierro que, si daba en el objetivo lo atravesaba, pero si daba en el escudo se doblaba y no podía ser usada, ni devuelta en un contraataque. Asimismo, usaban una espada larga con acanaladuras en la hoja que permitían que entrase oxígeno en la herida y lo cual facilitaba un desangrado rápido. A esto hay que añadir los puñales cortos y, como buenos pastores que eran, también utilizaban la honda.

Antonio Chaín contó que los jóvenes asumían que debían ir a la guerra para mejorar y que esta les aportaba riqueza y honor. Las ancianas eran las encargadas de contar a los jóvenes que iban a luchar las hazañas valerosas de sus antepasados. Los hallazgos también mostraron que eran las mujeres las que escogían compañero de entre los mejores guerreros y los que volvían con honores del combate. Que estos antes de irse a la batalla bebían Caelia, una especie de cerveza de trigo fermentado. Los numantinos, cuando no estaban en la guerra, se dedicaban al pastoreo y por eso, su alimentación era principalmente vegetariana. Se tenía la creencia de que los pueblos de la edad del hierro eran salvajes, pero la realidad es que ellos introdujeron la tecnología del hierro, elementos que se han mantenido de forma invariable durante dos mil años. En el yacimiento de Numancia se encontraron pinzas de depilar, tijeras y cuchillas de afeitar. Los miembros de Tierraquemada llevan más de una década realizando recreaciones históricas con la finalidad de dar a conocer su historia que, en esta edición, atrajo la atención de las gentes de Lucus Augusti.

Coincidiendo con la fiesta que se celebraba en estos días dieron comienzo las jornadas sobre el pasado castreño y la conservación de los castros gallegos. Estas estuvieron organizadas por el museo de Viladonga y la empresa BIC con la colaboración de la Universidad de Santiago y financiada por la Xunta de Galicia. Las primeras exposiciones se realizaron en la mañana después de haberse celebrado el acto de inauguración. La primera ponencia fue la de Carolina Pérez, restauradora del castro de Viladonga, y la de Marta Díaz, que trabaja en los actuales trabajos de consolidación de dicho castro. Ellas explicaron cuestiones sobre la gestión de los recursos en el yacimiento chairego y también se expusieron en esta jornada las experiencias en otros castros gallegos. Para la jornada del día siguiente se organizó la visita a un castro, que en este caso fue el de Viladonga.

Pero los moradores de la antigua Roma no se quedaron atrás en ingenio y este año crearon la noria de Cangilones, que era una noria hidráulica hecha en madera a tamaño natural, como la que utilizaban los romanos para sacar agua de los ríos y que fue construida en los talleres de Apsnais y gestionada por la asociación de la Cohors III Lucensium. Este sorprendente artilugio, que fue instalado en la plaza Mayor, empezó echando agua y acabó echando vino de Amandi, que se vendió para degustación de los espectadores. El dinero recaudado sirvió para pagar las reformas que la asociación realizó en su campamento, el cual ampliaron y le pusieron doce torres almenadas.

Pero lo que más sorprendió en este Arde Lucus fue la grúa (magna rola) de quince metros de altura que instalaron al lado de la Casa Consistorial. Como contaron los de la Cohors, con ella se podían levantar hasta seis toneladas de peso y también que un hombre podía manejarla caminando dentro de una rueda, que le permitía levantar hasta quinientos kilos sin apenas esfuerzo. Estas grúas eran utilizadas antiguamente para cargar barcos en los puertos o levantar grandes construcciones. Muchas catedrales de la época medieval conservan un artilugio como este en su tejado. El motivo es que estos templos se levantaban alrededor de la grúa, que se iba elevando al mismo tiempo que el edificio. Una vez finalizado el edificio no se podían sacar y quedaban escondidas en la parte alta no siendo visible para la gente.

Esta grúa tiene una historia un tanto peculiar como nos cuenta su creador Antón Pereiras: “La hice en Orense y se trasladó a Lugo en un transporte especial, una vez en la ciudad fueron necesarias dos grúas para poder montarla. Lo que más me costó fue encontrar los materiales adecuados, ya que las tres vigas principales son de madera de castaño. Hoy en día, creo que pueden considerarse piezas de museo”.

Después de andar buscando por toda la comunidad al final encontró lo que andaba buscando para realizar su proyecto en una antigua casa señorial en la ciudad de Orense. Estas vigas sujetaban el piso y el tejado de toda la casa, que hace años había sido el bazar Puga, perteneciente a la familia del doctor Iglesias, padre del conocido cantante Julio Iglesias. Con la grúa, Antón Pereiras ha superado cualquiera de las creaciones que ha hecho para Arde Lucus como la ballesta de combate, un invento griego que perfeccionaron los romanos. Es un arma de gran tamaño, que supera los tres metros de altura y sirve para lanzar proyectiles al enemigo y evitar su avance.

Esta asociación prolífera en actividades estrenó este año la película “El paso de Roma”, con la que lanzaron Arde Lucus al séptimo arte. Después de dos largos años de rodajes por fin se realizó el estreno en el Círculo de las Artes. La película narraba la historia y la labor de la Cohors hace dos mil años. Entre los escenarios que se utilizaron para el rodaje estuvieron: Tomiño, la explotación aurífera de O Courel, los viñedos de Doade, Braga (Portugal), Bande (Orense), O Cebreiro (se utilizó para escenificar como se censaba a la población indígena, principalmente con fines recaudatorios), etc. En el rodaje participaron sobre un centenar de personas y todos de forma altruista. La película fue una coproducción entre la Cohors y Némesis Creaciones, de Monforte de Lemos y en ella no faltaron ni escenas de acción, ni aventura, ni una historia de amor. El DVD se vendió durante la fiesta Arde Lucus a un precio de cinco euros.

La moneda de este año de la Cohors III Lucensium fue un As, una réplica en bronce de una pieza de la era republicana que se utilizó entre el 225 y el 217 a.C. La tirada fue de unas cuatro mil piezas y fueron realizadas por la empresa toledana Temátika. En el anverso estaba representada la cabeza de Jano Bifronte y, en el reverso, la proa de nave a derecha I, debajo jabalí. Como todos los años estas monedas se podían adquirir por dos euros y utilizar en los establecimientos asociados

Como novedad se presentó la pulsera del Arde Lucus, que incorporaba un denario de bronce en conmemoración del dios Jano, que estuvo en uso entre los años 110 y 108 a. C. En el anverso se podía ver al dios Jano, mientras que en el reverso estaba Roma coronada con un trofeo de dos escudos y un cárnix. Esta pulsera se pudo adquirir por un precio de cinco euros.

Y en la última jornada tuvieron lugar las olimpiadas donde se enfrentaron los pobladores de la Castra. Las competiciones fueron muy reñidas y, aunque no tienen nada que ver con la que se celebran en la actualidad, sí que mantienen una misma máxima: disfrutar con el enfrentamiento y que el juego sea limpio.

El equipo ganador fue el de la asociación Caetra Lucensium, que recibió un trofeo y la propuesta de organizar los juegos para el año que viene. Las pruebas en las que compitieron fueron desde correr trasladando un tocón hasta el lanzamiento con nuez, una especie de bolos hechos de madera los cuales debían derrumbar golpeándolos con un palo. Aunque la pericia de los participantes era mucha, lo único evidente es que en esta prueba el que intervino fue el azar. No faltó tampoco la prueba de llevar una manzana entre parejas y sin usar las manos y tampoco la del tiro con cuerda. La que más atrajo la atención del público fue la del enfrentamiento entre los guerreros de cada equipo, en el que debían mantenerse en equilibrio subidos en un madero mientras se golpeaban con sacos. El primero que pusiera un pie en la arena perdía, algo que ocurría con frecuencia. Todo esto transcurría en la arena mientras el público disfrutaba apoyando a sus equipos favoritos, animándolos y celebrando sus victorias.

Arde Lucus cierra sus puertas. Esta edición fue todo un éxito y se logró situar la fiesta entre las más grandes de España gracias al esfuerzo, el trabajo y la implicación de todos. La participación fue de unas quinientas cincuenta mil personas y cerca de ocho millones de volumen de negocio.

Si algo hay que volver a criticar es, una vez más, la nula participación de los hosteleros del centro de la ciudad, que curiosamente son los que más réditos sacan de estas fiestas. Carmen Basadre les volvió a pedir más implicación y que los servicios que prestasen fuesen de calidad.

Lo anecdótico de esta edición fue la publicidad que hizo de la ciudad el piloto de Iberia Ángel Aznárez, ya que desvió su vuelo con destino a Coruña para mostrar a los pasajeros la Muralla de Lugo. Dicen que hizo más él en un día que muchos en años, por eso debe ser que desde el gobierno local intentaron ponerse en contacto con el piloto para invitarle a que viniera a la ciudad. Incluso hay gente que aseguró que el comandante hubiera sido un extraordinario pregonero del Arde Lucus.

Con esta frase nos despedimos de otra edición:

Valete ac gaudete  (hasta luego a todos y pasadlo bien).