ARDE LUCUS 2012

En el mes de octubre del año 2011 le concedieron al Arde Lucus el premio al mejor proyecto de promoción exterior de la provincia concedido por la Fundación CEL. El premio consistió en una estatua de la Fundación y un diploma al mérito que le fue entregado al alcalde de Lugo, José López Orozco, por el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, durante la gala de la treceava edición de los premios de la Fundación CEL. El galardón fue concedido al Arde Lucus en reconocimiento al trabajo, el esfuerzo y la participación de todos los lucenses en esta fiesta. El jurado que le dio el premio destacó la importancia de esta celebración que revive el pasado castreño y romano de la ciudad amurallada, intentando evocar el antiguo Lucus Augusti del siglo II. El alcalde de Lugo agradeció en nombre de la ciudad el galardón que se le concedió a la fiesta que promueve el Concello y en la que la participación ciudadana desempeñó un papel fundamental para llevarla al éxito. Él no olvidó hacer una mención especial a la concejala de Juventud, Carmen Basadre, durante su discurso de agradecimiento, por haber propuesto la organización de este evento.

Un tiempo antes de que diera comienzo Arde Lucus ya se celebraron actividades que tenían que ver con la fiesta. Se realizaron las jornadas gastronómicas “Ars Magirica”, (arte del cocinero) en las que participaron cuarenta y seis establecimientos de todos los barrios de la ciudad. En ellos se podían ver las costumbres de la cocina romana y castreña, así como degustar tapas, raciones y menús elaborados con productos propios de la época. También hubo las jornadas de degustación del pan romano y en algunas panaderías de la ciudad se pudo adquirir algunas de las variedades que se elaboraron. Las pastelerías también quisieron aportar su granito de arena y crearon la tarta del Arde Lucus. Esta tarta estaba hecha con almendras y nueces y se pudo adquirir en las pastelerías junto con otros dulces de la época. Estas actividades sirvieron para ir calentando motores de cara a la celebración Arde Lucus.

La fiesta Arde Lucus de este año se celebró durante los días 22, 23 y 24 de junio con más de ciento cincuenta actividades, de las cuales cuarenta fueron novedades. Ya había pasado una década desde que Lucus Augusti comenzó a revivir su esplendoroso pasado castreño y romano y de nuevo se volvió a encender la llama en la ciudad. Además, por primera vez, no se le pediría a nadie el diseño del cartel del Arde Lucus, sino que saldría a concurso. Todo aquel que estuviese interesado podía presentar su propuesta en la que debía predominar el color rojo. El premio para el ganador fue de dos mil euros.

Ese año el colegio oficial de Farmacéuticos de Lugo quiso forma parte de la fiesta y su aportación fue un documento, que colgaron en su web oficial, con el título “Arde Lucus: la farmacia” y en el que se hablaba de temas como: los profesionales del medicamento en Roma, medicamentos utilizados por los romanos, herramientas de trabajo, profesionales de la farmacia y fármacos populares en Roma. Todos lo que estuvieron interesados en leer este documento lo pudieron hacer en: www.coflugo.org.

Una de las novedades más importantes de este año fue la creación del Senatus Lucus Augusti, que estuvo a cargo de Nasdrovia Producciones. En el Senado pudieron participar hombres mayores de dieciocho años, pero era preferible que fueran mayores de treinta y cinco. La finalidad del Senado era doble. Por un lado, dar relevancia a una de las instituciones más importantes del gobierno romano; por otro, la de potenciar que los hombres tengan más participación en la fiesta. Todo el que se apuntó para ser senador tuvo que realizar unos talleres, que fueron gratuitos, en los que aparte del aspecto teatral, se impartieron conocimientos de distintos aspectos de la vida romana. Como bien es sabido, en la antigua Roma solo eran hombres los que actuaban en el teatro y con esta actividad se quiso hacer una representación lo más veraz posible y, además, potenciar la participación de los hombres en las actividades teatrales impulsadas por el Concello.

Este año se montó por primera vez el campamento montado por la asociación Trebas Galaicas, el llamado Castro Medulio, que estuvo ubicado en el Cantiño Nemesio Cobreros, justo al lado de la antigua sede de la policía local. Debido a que el espacio no fue todo lo deseable que debería haber sido, el castro no pudo tener su forma original, es decir, circular. El proyecto de esta asociación era con miras al futuro, ya que querían poder construir un castro de mayores dimensiones en el futuro, de unos quinientos metros cuadrados. El problema era encontrar una localización que cumpliera ese requisito.

En esta edición llevaron una torre de cuatro metros y medio de altura y muros perimetrales construidos con nueve metros cúbicos de madera de pino del país, unos treinta y ocho mil tornillos y unos ciento cincuenta litros de pintura. Para construirlo se necesitaron unas novecientas cincuenta horas, para montarlo tres días y para su transporte se utilizaron cinco camiones y una carretilla elevadora.

El presidente de Trebas Galaicas, Carlos García, comentó que lo que pretende es que el campamento tenga vida, que la gente que lo visite, que suba y baje de la torre y que formen parte del castro. También hubo una exposición con fotografías de catorce castros, tanto asturianos, como lusos y principalmente gallegos. Entre estos estaban los castros lucenses de Cervantes, Viladonga, Atalaia y el de Castromaior. También se pudo encontrar información en los murales de las sesenta y una tribus que habían habitado en los tres conventos del noroeste peninsular: Asturum, Bracaraugustanus y Lucensis (como había dicho Plinio el Viejo). Asimismo, también hubo una muestra de ganado propio de la tierra como las gallinas de Mos, las ovejas gallegas y otras razas de animales para que todos, niños y mayores, pudieran ver algunas de las razas que existían ya en aquellos tiempos. Y tampoco faltaron las actividades infantiles que hicieron las delicias de los más pequeños.

Esta asociación confeccionó dos cabezudos de un metro y medio de altura, que representaban a dos soldados romanos Málux y Pésimux. También crearon dos gigantes de casi cuatro metros de altura. Uno, el druida Piringolo, toma su nombre del castro de la Piringalla; y el otro, el guerrero Lugh, en honor a la ciudad de Lugo. Carlos García, presidente de este colectivo, explicó que con esto quisieron recuperar una la tradición de los gigantes y cabezudos, que se ha ido perdiendo poco a poco. Cristina García fue la encargada del diseño y la fabricación estuvo a cargo del artesano Xosé Manuel Seijas Ares y del restaurador, Ismael Vaz Varela, los cuales invirtieron casi dos meses para poder tenerlos listos. El restaurador explicó que el proceso es sencillo, las cabezas se moldean en barro y después se saca un molde de escayola, que se recubre con cartón fallero con cola, como el que se usaba antes en las Fallas de Valencia y, por último, se pintan.

El sábado realizaron uno de los actos mas espectaculares, el asedio al Monte Medulio. Históricamente fue esta la batalla con la que se puso fin a las guerras cántabras. El ejército romano con sus legionarios se enfrentó a los guerreros galaicos, que intentaron detener el ataque desde la torre del castro. Sin embargo, los invasores no tuvieron piedad y derribaron con su ariete las puertas del campamento, por lo que los maltrechos guerreros galaicos tuvieron que ceder ante el asedio.

En el carril dos Fornos se encontraba el campamento más grande de esta fiesta: los Castra. Este consta de unos seis mil metros cuadrados bordeados por un muro en el que se encuentran instaladas seis de las ocho asociaciones que participaron en estos festejos. En él se podía encontrar desde la torre que llevó la asociación Cívitas Lucensis, a las caballerizas y la muralla que llevó una de las asociaciones que debutaba este año, Lucus Équites. Esta última construyó cuatro vistosos carruajes, de los cuales tres combinaban madera y metal, y el cuarto era íntegramente de madera, incluido las ruedas y los ejes. Suso Covas explicó que ellos habían empleado varias maderas exóticas para construirlos, entre ellas la de jatoba, un árbol que crece en la selva Amazónica. Esta madera es muy apreciada por su gran dureza y durabilidad y, aunque es algo difícil de trabajar, resulta muy resistente. También destaca por su apariencia llamativa, ya que sus colores pueden ir de un tono anaranjado o rojo hasta más oscuros como el café o el púrpura. Estos cuatro carruajes con sus caballos fueron las primeras cuádrigas de factura lucense que participaron en el Arde Lucus y debido a ello, el Concello no tuvo que recurrir a ninguna empresa de fuera. Uno de los socios construyó una estructura en la que se podía ver cinco de las ocho puertas que tiene la muralla de Lugo. La empresa Concepto Circo fue la encargada de pintarla. Suso Covas contó, poco antes de que se mostrase al público, que la recreación no había sido fácil, pero se reconocía perfectamente cada puerta del monumento. También se realizaron unas olimpiadas, luchas de espadas, paseos en biga y también se recreó una herrería.

La asociación Lugdunum llevó como novedad una fragua y un puesto donde se pudo ver como elaboraban mantequilla y queso. Por otro lado, Tir Na n’Og es la asociación que representa la forma de vida y las actividades de los namarinos, una de ellas la confección de redes. La asociación de Terra Cópora (los Cópori que ocuparon un vasto territorio del interior de Galicia) mostró cómo se curtían las pieles y también cómo hacían tortas sobre piedras. Caetra Lucensium llevó al campamento una ceca móvil, que era una réplica de las utilizadas en los campamentos romanos y todo el que quiso pudo ver el proceso de acuñación de la caetra.
Las caetras eran unas monedas con las que se pagaban a los soldados romanos. El hallazgo de estas en las entrañas de la ciudad supuso una prueba de que Lugo fue la ceca de estas emisiones. La pieza hacía alusión al descubrimiento de un altar dedicado a Mitra. Esta moneda presentaba en su anverso una Victoria en biga que portaba una palma y alrededor se puede leer CAETRA LVCENSIVM·MITRAE.

También estaba el Redinium y la carpa del dios Mitra, donde se escenificó la iniciación al culto de Mitra, en homenaje a la Domus de Mitreo hallada en Lugo. Las excavaciones que se realizaron en el solar del Vicerrectorado, al lado de la puerta de Santiago, bajo la dirección de Celso Rodríguez Cao, sacaron a la luz una domus en un excelente estado de conservación. En ella había un ara dedicada al dios Mitra por un centurium de la legión VII Gémina, que estaba a cargo de la oficina local de recaudación de impuestos. La asociación Caetra quiso de esta forma hacerle su particular homenaje, a la vez que daba a conocer un culto muy practicado por los soldados de Lucus Augusti. Al menos hasta que las religiones paganas fueron prohibidas por Teodosio, en el año trescientos noventa y uno.

La asociación Cohors III Lucensium realizó una demostración de cómo se construían las calzadas romanas. Mientras varios soldados trabajaban, Juan García recordó que la red viaria del Impero Romano se construyó originalmente para el transporte de soldados, ya que les permitía trasladarse rápidamente de un extremo al otro del Imperio a una velocidad insólita para la época.

Las calzadas tenían un sistema de construcción que fue descrito por Vitruvio en su obra de arquitectura: se abría una fosa que se rellenaba de piedras y cascotes (statumem) y luego se aplanaban. El espesor de esta fosa dependía de la calidad del suelo base. A continuación, se echaba arena o grava (rudus) y se ponía una capa de piedras desmenuzadas (nucleus) sobre ella. Por último, se colocaban placas de piedra que constituían el pavimento de la calzada (summa crusta). La anchura de las calzadas variaba, según su importancia, entre los dos metros cincuenta y los siete metros.

Este año la Cohors III Lucensium acuñó ocho mil monedas de bronce de un sestercio. En el anverso llevaba el retrato de Antonio Pío a derecha, alrededor “ANTONINVS AVG PIVS P P TR COS III; en el reverso Paz de pie a izquierda con cornucopia y rama de olivo, alrededor PAX AVG, en campo S C. Con estas monedas se pudo pagar en la mayoría de los establecimientos del centro histórico.

Otra novedad de esta edición fue la participación de la asociación de Astures y Romanos de Astorga en la presentación de las tropas y en el desfile que se realizó la tarde del sábado, así como en diferentes batallas que tuvieron lugar en esta ciudad romana. El presidente de esta asociación destacó la colaboración que había nacido hace tres años entre sus fiestas y las nuestras, ya que curiosamente ambas ingresaron al mismo tiempo en la asociación española de Fiestas y Recreaciones Históricas.

Isabel, que fue la suma druidesa de la asociación Ilusión-Arte se instaló en la zona de la plaza do Cantiño, por la que pasaron cientos de personas que quisieron recibir el bautismo celta, al que ella calificó como una bienvenida a la naturaleza o aquellos que simplemente querían renovar sus votos de casamiento. Al final del acto todos los participantes recibieron un diploma conmemorativo y se llevaron una runa de la suerte.

El Miúdo Arde este año cambió su ubicación para la plaza de San Marcos y trajo como novedad la animación para los bebés con el espectáculo “Un viaxe en colo”, es decir, un viaje en el regazo.

En la primera jornada de la fiesta, el Senado se reunió en asamblea y allí se pudo ver a dos ediles curules, dos cónsules y ocho senadores. Ellos se congregaron en el Forum Romanum (al fondo de la plaza Mayor) para explicar a los lucenses la composición de ese órgano y su forma de elección. Allí también se debatió sobre la incipiente visita del César a la ciudad y sus planes de imponer una dictadura, lo que contrarió a varios de los senadores allí presentes, que se rebelaron ante tal hecho. La actuación del Senado fue muy aplaudida por el público y por eso decidieron reunirse de nuevo por la noche, detrás del consistorio, para seguir debatiendo lo que iban hacer con las intenciones del César.

Entre debate y debate se abrieron las puertas del Macellum (mercado), en el que hubo una gran variedad de puestos de artesanía, productos de belleza, bisutería, bolsos, astas de toro, alimentación e incluso hubo alguno que traía complementos de la época como las coronas de flores o las sandalias de cuero. Tampoco faltaron armas como espadas, escudos y machetes. Entre los puestos de comida llamó la atención uno que hacía pan, que llevaba un horno de leña en el que cocía los panes in situ y enseñaba a los niños a amasar su propio pan. La multitud también se entretuvo, además de comprando, viendo espectáculos como el de Taranis, la historia de Venus, la historia de un bardo, uno que iba sobre pitonisas y el de Vulcano y Marte. No hubo tiempo para aburrirse.
Como ya es habitual, el acto de la fundación de Lucus Augusti es uno de los que más atrae al público durante la jornada del sábado, en la que emperador César Augusto, encarnado en esta edición por Alfonso Orol Castro, decidió hacer acto de presencia en sus vastos dominios, y de paso supervisar la Muralla, que fue y sigue siendo la envidia de su imperio. Debido a este evento los ciudadanos de Lucus Augusti salieron a las calles para rendirle honores y también acudieron gentes de otros territorios cercanos y algún que otro extranjero. Entre ellos estuvo la ateniense Lisístrata (la que disuelve el ejército), que estuvo al frente de la primera huelga sexual para forzar a los hombres a acabar con la guerra que devastaba a las familias de la época. Ella volvió a exigir en este día paz para el imperio.

El domingo, José Antonio Carril, coordinador de Asoporcel, la asociación de productos de Porco Celta, realizó el asado al espeto de un cerdo celta de doscientos kilos que fue rellenado por dentro de productos autóctonos como: un ternero de cien kilos, un cordero de raza gallega de diecisiete kilos, un gallo de Mos, una perdiz y una codorniz. El veterinario no descartó presentar esta iniciativa, con la que colaboraba la federación de razas autóctonas en peligro de extinción, al premio Guinness, ya que era la primera vez que se hacía algo así.
En la mañana de este día, la concejala de Juventud entregó los premios a los participantes en las olimpiadas entre clubes deportivos que se habían celebrado el viernes y en la que habían competido siete equipos de la ciudad. Las niñas, que representaron a cada uno de los clubes, recibieron de las manos de un representante de Coca-Cola, que fue la empresa que patrocinó los premios, las medallas y los diplomas.

El desfile de los colegios, en el que estuvieron presentes trece centros, se realizó bajo la atenta mirada de padres, familiares y el público que se había congregado en la zona. Los escolares hicieron su recorrido desde la plaza de San Marcos hasta la plaza Mayor. Por la tarde hubo otro desfile, esta vez fue el de las tribus castreñas y todas las asociaciones y estamentos del pueblo romano, que partiendo de sus campamentos, desfilaron por la zona peatonal de la ronda de la Muralla hasta la zona de la Mosquera. Con este acto los campamentos: Caetra Lucensium, Cívitas Lucensis, Lugdunum, Terra Cópora, Tir Na N’Og, Trebas Galaicas, Lugo Équites, Cohors III Lucensium y el Senado cerraron sus puertas hasta la siguiente edición del Arde Lucus.

La asociación que se unió este año al Arde Lucus fue Lucus Équites, que nació en septiembre del año 2011. La integraban unas ochenta y ocho personas y destacó por su recreación militar, en la que incluían el uso de bigas, desfiles y técnicas de ataque militar.

El último acto de esta edición fue a las diez de la noche al fondo de la plaza Mayor. Fue la instalación de una pieza elaborada con hierro, acero inoxidable y acero corten, más caro y duro de trabajar, pero mucho más resistente para una biga con sus caballos incluidos. Esta tenía la particularidad de que en los asientos llevaba unos muelles, para que cuando los niños se subieran a ella pudieran balancearse.

La idea había partido de José Ortiz, uno de los promotores de la asociación del Consejo del Hierro. Este colectivo, que lleva ya años acudiendo a este evento, también estuvo presente con diez de sus herreros. Las piezas más complicadas ya las traían hechas y para el Arde Lucus habían dejado los trabajos más espectaculares. En ellos, el público pudo ver cómo se realizaban los métodos tradicionales de forja, cómo se calentaba la fragua con el carbón de raíz de Uz y técnicas más actuales como la de taladrar y soldar. La continuidad de esta escuela de oficios, que tiene su base en León y es la única en España que lo enseña, está en el aire, a pesar de tener reconocimiento europeo.

Tres estudiantes, entre ellos uno lucense, de la New York Film Academy estuvieron en esta fiesta para realizar un documental sobre la transformación que la ciudad sufre durante Arde Lucus. Para este trabajo de fin de curso los chicos estuvieron días grabando: los montajes de los campamentos, los arreglos de los trajes, los ensayos de los colectivos a la vez que tomaron imágenes de los monumentos y de las calles de la ciudad. Su objetivo principal era captar la transformación de la urbe durante la celebración de esta fiesta. Una de las cosas que más les sorprendió fue el rigor histórico de las asociaciones y la participación de familias enteras, vestidas de época, para participar en el evento. También realizaron entrevistas a protagonistas de la fiesta como, por ejemplo, Carmen Basadre, a la diseñadora del traje del emperador romano y alguno de los senadores. Ellos querían un documental que fuese narrado por los participantes de la fiesta, de modo que los participantes fuesen los protagonistas.

El balance de este año según el Concello fue que la afluencia de gente había sido muy similar a la del año anterior y que seguían destacando los grandes beneficios que esta fiesta aporta a la ciudad. El ayuntamiento también decidió registrar la marca Arde Lucus para productos alimentación, así como el himno oficial de esta fiesta, lo cual le costó mil cuatrocientos cuarenta y ocho euros.

El Concello, por primera vez, puso a la venta este año productos Arde Lucus 2012. Los objetos que realizaron fueron un vaso de cerámica que elaboró el artesano José Manuel Fernández en terra sigillata (tierra o cerámica sellada), lo más parecido a la cerámica romana de calidad y de características especiales. Se hicieron unas dos mil piezas. Otro de los objetos fue un alfinete (alfiler) de bronce para el cabello, una de las joyas más empleadas por la mujer romana. Se trata de una réplica similar a los acus crinalis (alfiler del pelo) que se encuentran en el museo Arqueológico de Orense. La elaboró el artesano lucense José Manuel Castro Neira y era un adorno elaborado en bronce, con la cabeza balaustrada, que se vendió al precio de diez euros. El último objeto que se hizo para vender fue una fíbula, de tipo anular en omega y elaborada por el mismo artesano que hizo el alfinete. Es muy semejante a la que se puede ver en el Castro de Viladonga. Este aderezo servía para sujetar las capas, los vestidos o simplemente de adorno en algunos cintos. El valor de estas piezas era de veinte euros. De los dos últimos objetos se hicieron ciento cincuenta piezas y las personas que quisieron hacerse con un recuerdo de este Arde Lucus pudieron adquirirlos en el puesto que el Concello instaló para tal menester y también a través de la página web del Arde Lucus. El valor de las piezas osciló entre los tres y los veinte euros.

Los hoteleros y hosteleros, por el contrario, coincidieron al decir que el consumo respecto al año pasado fue más bajo y que en los gastos, la nota dominante fue la contención. La Caixa fue patrocinadora del Arde Lucus con doce mil euros y, además, aportó una carpa que estuvo situada al lado del consistorio para que las madres que quisieran cambiar o amamantar a sus hijos pudieran hacerlo. El balneario de Lugo, con su punto de vista comercial, ofreció en la plaza de la Constitución masajes de cervicales, piernas y pies por tres euros.

Jean Pierre Adam, el investigador que elaboró el informe de inscripción de la Muralla de Lugo en la lista de bienes Patrimonio de la Humanidad para la UNESCO, dijo en una conferencia que dio en la ciudad: “Cuando llegué a Lugo y la vi por primera vez, me sorprendió, porque aunque estaba especializado en la época romana y en fortificaciones, aquí descubrí la Muralla más bonita del Imperio Romano”

Y con estas palabras se despide esta edición: “UBI CONCORDIA, IBI VICTORIA” (Donde hay unidad, hay victoria)