ARDE LUCUS 2011

Una semana antes de iniciarse la fiesta, se realizó el destile de Moda Arde Lucus en la Plaza Mayor. Este desfile contó con una gran participación y mucho público estaba interesado en conocer las últimas novedades sobre la moda romana. Se pudieron ver sobre unos cincuenta trajes de moda de la época y el evento estuvo presentado por el conocido Mago Rafa.

El Arde Lucus fue un total éxito en las redes sociales y el Concello quiso destacar la gran importancia que esto tenía para la fiesta, ya que estuvo presente en Youtube, Twitter, Facebook y Tuenti. La fiesta de este año se celebró durante los días 17, 18 y 19 de junio y contó con más de doscientos cincuenta actos, cuarenta más que el año anterior y una veintena de ellos eran completamente novedosos.

Esta fiesta, que ya era de Interés Turístico de Galicia, se inició con una temática relacionada con el hermanamiento entre el pueblo romano y los celtas. Por primera vez, el cartel oficial citaba elementos de la forma de vida de los pueblos autóctonos, anteriores a la llegada de los romanos. Esto también fue la inspiración para la estatua que construyeron en el campamento de los forjadores y que se llamó “A fragua da irmandade”. Esta fue colocada durante la última jornada del Arde Lucus en la puerta de Obispo Aguirre y se quedaría allí de forma permanente.

 

Este año hubo una nueva ubicación a mayores de las que suelen haber. Esta zona fue la plaza del Campo Castillo, donde fue instalado el castro de Taranis, un asentamiento castreño con programación propia. Con este gran proyecto se pretendía revalorizar esta zona dándole un mayor protagonismo. Para ello, la edila de Juventud Rosana Rielo había mantenido reuniones con los empresarios de la zona para comunicarles la actividad que se estrenaría en esta edición. El asentamiento de Taranis tenía programadas veinticuatro actividades para toda la familia como fueron: talleres de armadura, talleres de velas, manualidades, actuaciones en vivo, una selección de juegos infantiles, confección de artesanía, construcción de armamento, cuentacuentos mitológicos, animación para el público adulto, queimada popular, recreación de luchas, combates antiguos y ogham (alfabeto ogámico).

La asociación Cohors III Lucensium incorporó otra de las novedades de esta edición, la torre de asalto, que con ocho metros de altura y tres toneladas de peso fue instalada delante del Consistorio. Se sustenta sobre una fuerte base con ruedas de madera maciza, las cuales pesan cuarenta kilos cada una, y lleva tres ejes de unos ciento treinta kilos cada uno que las unen. La torre tiene tres pisos y en el segundo hay un puente levadizo. También dispone de diez troneras para que los arqueros se puedan colocar para lanzar flechas. El objetivo de estas armas de asedio era batir las defensas enemigas, pero además eran significativas a nivel psicológico, porque asustaban al enemigo y reforzaban el ego del ejército atacante. Este ingenio que se empleó en las guerras de la época romana y que fue construido únicamente para esta fiesta causo gran interés y expectación entre el público de Lucus Augusti. Se pudo entrar a verla durante los tres días que duró la fiesta. La torre fue construida por una empresa de Otero de Rei, municipio vecino, que se llamaba Wood Models. Tardaron unos tres meses en levantarla entre ocho hombres y el material para hacerla fue madera de pino rojo.

Después de terminarla, se desmontó en tres módulos para poder ser transportada a Lugo. Juan García López, responsable de la reconstrucción militar de la asociación dijo que pensaron que iba a resultarles difícil moverla, pero no fue así. La Cohors III Lucensium, en su afán de recrear lo más fielmente posible un campamento romano y su armamento, no solo creó esta torre de asalto, sino que también presentó otra novedad: un escorpión, que era una máquina de tiro. El nombre de esta arma tuvo su origen en la forma de tenaza que tienen las patas del escorpión, con las que agarraban las piedras o dardos que arrojaban.  Se encontraba instalada en el campamento de la asociación, en el que también se pudo ver una muestra de topografía militar. Curiosamente en este año, en el que se manifestó que el objetivo principal era la hermandad de los pueblos y la paz, nos encontramos que lo más espectacular de la fiesta son las armas de combate. Este colectivo organizó visitas y talleres para escolares. Los niños pudieron ver, aparte del museo de la historia de la asociación, un onagro (es una antigua arma de asedio del tipo catapulta, que tenia un mecanismo de torsión) y varios aparatos de topografía militar.

También se acuñó una moneda romana para ser utilizada en el Arde Lucus y esta fue presentada a la ciudad por la concejala de Juventud y por Manuel Fernández, presidente de la Cohors III Lucensium. Esta moneda llevaba por nombre Áureo y estaba hecha en bronce puro de color oro y fue utilizada entre los años 13 y 14 d.C., en la época del emperador Augusto. En las monedas podía verse en su reverso una cuadriga en la que va cabalgando Tiberio, celebrando así su décimo quinto aniversario de la llegada al poder y también a un jabalí, el distintivo de la Cohors III Lucensium. En el anverso se podía ver el rostro del emperador Augusto y la inscripción en latín: “Caesar Augustus Divi e Pater Patriae (“Padre de la Tierra” o literalmente “Padre de la Tierra de mis Padres”). De estas monedas la asociación hizo diez mil unidades y para ello contaron con la colaboración del Concello de Lugo, la Diputación y algunas empresas. Estas monedas fueron repartidas entre todos los establecimientos que se apuntaron a esta iniciativa y que estuvieron señalizados con un distintivo de la asociación que la promueve y se pudieron cambiar por un valor de dos euros. Con ellas se pudo pagar en los establecimientos asociados, aunque las vueltas se daban en euros. Acabado Arde Lucus, las personas que se quedaron con áureos y quisieron cambiarlos por euros pudieron hacerlo en el banco oficial del Arde Lucus, situado en el numero veinticuatro de la calle de La Cruz.

La asociación Terra Cópora organizó una exposición sobre medicina romana en la que se pudieron ver reproducciones de elementos quirúrgicos de la época y estuvo ubicada en la entrada del Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA). Esta asociación realizó una de las actividades más sorprendentes, la curación de un soldado romano por un médico militar. Ellos también instalaron un molino y un telar para representar como era la vida en un poblado celta y de una unidad militar romana. Por otro lado, la asociación Cívitas Lucensis realizó talleres de tiro con arco, de elaboraciones con cuero, juegos y cetrería.

La asociación Caetra Lucensium llevó al campamento caballos, conejos y gallinas. Allí también se pudo participar en los talleres que tenían organizados: de plantas medicinales, para trabajar el cuero y otro de tipografía romana en el que se pudo ver el “tabelión” romano, un hombre que en Roma extendía por escrito las cláusulas de un negocio jurídico para que sirviera de prueba entre las partes. Lo que hoy conocemos como un notario. También hubo demostraciones y una exposición de las piezas de artesanía que se habían realizado en los talleres durante todo el año. Alberto Sánchez es el presidente de esta asociación que se dedica a la recreación histórica y comentó que son especialistas en representar la vida en los primeros siglos de nuestra era y que eso, unido al auge que genera el Arde Lucus, ha causado que les llamen de otros lugares. También fue gente de otras ciudades para ver como trabajaban y coger ideas de lo que ellos hacían. A pesar de todo, explicó que la fiesta no daba para proveerse todo el año, simplemente sobrevivir, ya que tienen mucho gasto en material.

La llama romana volvió a arder de nuevo en la ciudad de Lucus Augusti. Todos los ciudadanos, ya fueran foráneos o visitantes, tendrían que dejar atrás todos los conflictos y guerras que tuviesen para poder asistir en paz y concordia al advenimiento de la nueva urbe. El encendido de la llama fue llevado a cabo por Rosana Rielo, exedila de Juventud y también estuvo allí la edila de Bienestar Social, Carmen Basadre, caracterizada de la diosa Equitas, que representaba la justicia y la imparcialidad. Ella saludó a todos los que estaban allí presentes, incluidos los del movimiento 15-M.

En el primer día de Arde Lucus, como ya es tradición, se inauguró el macellum (mercado), con decenas de puestos de lo más variopinto. En el podías encontrar todo tipo de artesanía y de productos de alimentación. Para algunos era la primera vez que acudían a este evento, otros ya eran veteranos, pero todos vinieron con mucha ilusión. A pesar de todo, reconocieron que el momento de crisis que se estaba viviendo no era el mejor y que lo resultados económicos no fueron tan buenos como esperaban. Uno de los artesanos, al que no le faltaba el ánimo, comentó que esta era una fiesta que estaba muy bien organizada, con mucha animación, con mucha afluencia de gente y que se lo pasaba bien, ya que para él era una celebración muy bonita.

Uno de los lugares más visitado estos tres días fue el de la Castra Lucus Augusti, donde se encontraba uno de los puntos de principal interés del Arde Lucus. Allí se pudo ver la peculiar forma de vivir de sus habitantes. Los Castra (en singular Castrum, fortaleza) eran fortificaciones militares del imperio romano, aunque originalmente fueron castros celtas que solían asentarse en emplazamientos elevados, en lo alto de colinas o cerros. Estos poblados estaban amurallados y rodeados de fosos para garantizar su defensa. En ellos solía haber una torre de vigilancia que dominaba amplias extensiones de terreno que les permitía avistar con tiempo las incursiones enemigas.

Los Castra lucenses estuvieron situados en el Carril das Estantigas y todo el que fue a visitarlo era bienvenido a conocer el campamento romano. En la entrada había un altar donde las familias que allí vivían veneraban a sus dioses. Después, en un ambiente más pagano, se disfrutaba de la comida, la bebida y el juego. Y es que allí no faltaban suculentos manjares, ni juegos de mesa propios de la época: las tabas (consistían en el lanzamiento de unos huesos a modo de dados), los dados, el tesserae (es probablemente el juego más popular entre los adultos romanos y eran dados romanos muy similares a los actuales), la tabula lusoria (el que hoy llamamos tres en raya) o el juego del molino (es un juego de estrategia abstracto de mesa para dos jugadores).

A un lado del campamento, un grupo de lugareños coció tazas y vasos de arcilla. El proceso fue largo, ya que duró sobre unas ocho horas, porque deben cocerse muy lentamente para evitar que se rompan las vasijas. El horno que se veía allí fue construido para la ocasión y era una maqueta de los restos de un horno romano hallado en la capital lucense, más concretamente en el barrio de la Tinería. Esta creación de una cocción cerámica de la época romana fue realizada por los alumnos de la escuela de Arte   Superior de Diseño Ramón Falcón. Para ello realizaron la construcción de un horno cerámico que era una fiel reproducción del que usaban los romanos. Con ello se quería profundizar en la técnicas y conocimientos que utilizaron estos para la elaboración de productos y objetos de alfarería en la ciudad de Lugo.

Otra de las partes más visitadas fue la tienda del centurión. Nada más entrar se podía ver el escritorio del máximo responsable de la centuria y sentado ante él daba las órdenes y tomaba notas en las Tabula Cerata (se trata de una pequeña plancha de madera, con relieve plano hacia el centro, en el que se vertía la cera caliente, normalmente las pintaban de negro. Una vez endurecida la cera. Se podía escribir en ella con un punzón conocido por Stilus. Se usaban para escribir notas de contabilidad, cartas, contratos…). Sobre la mesa también había varios papiros, un tintero y un pergamino de piel de animal. La cama del centurión estaba provista de un somier elaborado con cuerdas, nada que ver con lo que podías encontrar en un habitáculo castreño, donde las camas eran de paja y estaban instaladas en el suelo. Las de los más pequeños estaban hechas de juncos y el fondo estaba cubierto de paja. El toque de calidad y comodidad lo daban las pieles de animales con la que se cubrían.

Otro de los eventos más vistoso y que más público atrae es el circo, que este año trajo un espectáculo nuevo en su programa, “La venganza de las Amazonas”, en la que se entremezclaron combates, danzas místicas, acrobacias y lucha de gladiadores.

 También hubo pasacalles donde se simulaba la captura de un minotauro, pero este no se quería dejar capturar y su resistencia causó un gran sobresalto entre el público que estaba por allí. El minotauro es un monstruo, con cuerpo de hombre y cabeza de toro, que propagó el pánico por el centro histórico de la ciudad y causó un sinfín de problemas a los soldados que intentaron capturarle. Esta escena fue otra de las novedades de este Arde Lucus, que como se pudo ver tuvo muchas actuaciones a pie de calle.

Tampoco faltaron en estos días todas las actividades que año tras año ya se habían convertido en clásicos de las fiestas, como las bodas y los bautizos celtas, espectáculos de percusión y fuego, la quema de la muralla, las carreras de bigas, las representaciones teatrales, el pregón, la fundación de la ciudad por el emperador César, que este año fue interpretado por Andrés Rubinos Fernández, el nombramiento del civis honoris, los desfiles, recreaciones de culturas prerromanas y un sinfín de actos más con los que se intentó que todo el mundo disfrutara de esta celebración.

Algo que ya representa a esta fiesta es el himno oficial del Arde Lucus. Los alumnos de la escuela de Imagen y Sonido, junto con los becarios y profesionales fueron los encargados de hacer la grabación de este himno. Se trató de un trabajo en el que tomaron parte los legionarios de la Cohors III Lucensium, vestidos con sus equipamientos de soldados romanos y que está patrocinado por la Fundación TIC. Este trabajo audiovisual se añadió al CD musical que grabaron los miembros de la Cohors III Lucensium en los estudios Miño Media del Corgo.

 En la jornada del domingo hubo el desfile de los colegios, en los que participaron un total de catorce, lo que dejó de manifiesto el gran esfuerzo que realizó este colectivo por hacer de esta fiesta un referente lo más riguroso posible en cuanto a la moda de la época. Fueron muchas las personas que dedicaron semanas de trabajo a realizar estos trajes, incluso apoyados por profesionales de la confección, con los que los niños desfilaron por el centro de la ciudad. Los pequeños dejaron a todos asombrados con el vestuario que llevaban lleno de imaginación y colorido. El desfile sirvió para que los niños también pudiesen formar parte de la fiesta y la disfrutasen, pero principalmente para que aprendiesen la historia del origen de su ciudad. Ellos acudieron a charlas y talleres, aprendieron a tocar los tambores y sobre todo a prendieron lo que es trabajar en equipo.

El acto donde se descubrió el monumento con el que se quiso simbolizar el hermanamiento entre los pueblos romano y celta se llevó a cabo al final en la plaza Horta del Seminario, ya que se consideró que allí armonizaba mejor con el entorno. En principio estuvo previsto que su ubicación fuese en la calle Obispo Aguirre. Al evento acudieron las legiones romanas y las tribus castreñas, aparte del público allí congregado. El monumento es un conjunto de varas de hierro que terminan en distintos símbolos de ambas sociedades, desde cabezas de animales hasta un trisquel y lo presentó la edila de Bienestar Social, Carmen Basadre.

Como algo anecdótico se puede decir que los organizadores del Arde Lucus fueron figurantes en el proyecto que Luis Tosar realizó durante el primer semestre del 2012 en las provincias de Lugo y Orense. Se trataba de una película de temática romana que llevo por título “Galaicus”. Miembros de las siete asociaciones culturales, que se encargan de la organización de la fiesta, se convirtieron en soldados y centuriones de la gran pantalla. La película está protagonizada y producida por el actor gallego Luis Tosar y recreó la llegada del pueblo romano a tierras galaicas. La trama se desarrolla en el año 137 a.C. Tras la muerte de Viriato y la rendición de los pueblos lusitanos, llegó a estas tierras el procónsul de Roma, Décimo Junio Bruto, encarnado por Tosar, que desencadenó la gran batalla entre castreños y romanos. Los productores de la película (Luis Tosar y Farruco Castromán como productores y Rubén Riós, como realizador), junto con el área de Cultura de la Diputación que apoyó económicamente el proyecto, decidieron que los figurantes de la película “Galaicus” fueran los miembros de las asociaciones ya que ellos habían conseguido una caracterización bastante fiel en la elaboración de los trajes de romanos que suelen emplear en la fiesta.

El balance de este año fue muy positivo, aunque el alcalde José López Orozco quiso hacer una petición al gremio de la hostelería para que se implicaran más en la fiesta. También criticó que durante el Arde Lucus retiraran las tapas, algo que forma parte de la tradición de Lugo. En esta fiesta se implica toda la ciudadanía y cada uno aporta lo que puede, pero lo que nunca se debe perder son nuestras costumbres. El alcalde les instó a que investigaran sobre la cocina romana y los platos que en aquella época se elaboraban para poder hacer nuevas creaciones culinarias que hagan que Arde Lucus sea aún más atractivo.

También hay que recordar que este año el alcalde dictó un bando que estableció una serie de condiciones para la circulación y la higiene de los animales que participaron en la fiesta, ya que son importantes en estos festejos, además de fundamentales para recrear la vida de una ciudad romana. Por eso, para poder moverse por la ciudad tuvieron que obtener la pertinente autorización del servicio de la policía local.

Otra de las quejas que hubo este año fue la de un grupo de artesanos debido a la presencia de manteros y vendedores ambulantes en los alrededores del mercado y que nadie hizo nada para desalojarlos. Le recordaron al Concello que ellos habían tenido que participar en una subasta para conseguir su plaza en el mercado, lo cual conllevó un coste, aparte de todas las demás cosas que les exigían: carné de artesano, responsabilidad civil, estar dado de alta en autónomos… Los artesanos dijeron que, si no se aplicaban las normas de forma igualitaria para todos, dejarían de asistir a las fiestas.

Este año se incorporaron a la fiesta tres asociaciones. La primera, Caetra Lucensium, que nació en febrero del año 2010. Es una asociación que integra la recreación romana y la de los pueblos castreños de la Gallaecia. Pretenden abarcar todos los aspectos de la vida cotidiana de la época, tanto desde el punto de vista civil como militar. Es un colectivo muy activo formado por unas cincuenta personas que, aparte de tocar diferentes aspectos del pasado de Lucus Augusti, ofrecen muchas actividades en su campamento.

Otra asociación es la de Cívitas Lucensis, que nació en marzo del año 2010 y la integran unas treinta personas. Fue creada por un grupo de padres que querían vivir la fiesta por y para sus hijos y por ese mismo motivo diseñaron actividades de carácter familiar e infantil. Como su nombre indica pretenden ser una ciudad hermanada entre romanos y celtas demostrando que ambas culturas pueden coexistir en armonía. Por último, está Trebas Galaicas, que se fundó en mayo del   2011 y está formada por trece personas. Ellos recrean la vida de los pueblos galaicos antes de la llegada de los romanos, poniendo especial énfasis en la recreación de la forma de vida, cultura, tecnologías, y formas de lucha de los galaicos.

Y como dijo en su tiempo Plinio el joven. “Tanto brevius omne, quante felicius tempus”. Cuánto más feliz es el tiempo, más breve es.

Hasta la próxima edición Arde Lucus…